viernes, 29 de julio de 2011

Fragmento


En las mas angostas calles serpenteaba la madre lluvia,
gélida ninfa cuyo corazón fue rozado por el ascendente
ígneo.

Patriarca etéreo que da calor y vida a cuanto puebla
este indómito orbe denominado Gea.

En el cual derramas sendas lágrimas al anochecer, por no poder
acoger a esa dama argéntea. La cual con diáfanos ojos te observa
tan solo para poder clamar ese amor que tanto le hizo suspirar.

L.I.H