domingo, 24 de octubre de 2010

Recuerdo



Sendas memorias vadean la evocación
de la mas frágil yema albar.
Gestada en la mas innoble soledad.

Madre taciturna, la cual asperjaste sus
finos rizomas con afecto y delirio permitela percibir la ardentía
emanante del lucero solar.

Amante empíreo cuya ternura siempre perdurara, mas allá
de este mundo terrenal llamado Gaia.

Paraíso ancestral donde la flor te vio renunciar,
a ese cuerpo celestial solo para poder acariciar ese rostro floral
bello e imperecedero como la mas argéntea estela nocturna reinante en el cielo otoñal.

L.I.H

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