sábado, 18 de diciembre de 2010
Poeta
El silencio asolaba la mas arcaica estancia,
por su tragaluz una fantasmagórica silueta
observaba el vació insondable pues no comprendía el
por que de su subsistencia.
Sendas lágrimas agrietaban ese rostro el cual
parecía esculpido en sempiterno mármol, empírea
mascara la cual abniega ese cálido susurro denominado
afecto.
Ahora agrietada al vislumbrar la bondad emanar, de un cuerpo
grácil e argénteo como la regia dama crepuscular ascendente en el
lienzo nocturno.
Embriagador y cautivo a partes iguales pues atisba a la mas majestuosa
mortal clamar a aquel olvidado señor de antiquísimas escrituras llamado
poeta, al que guardo imperecederamente en su mas angosta sima clamada anima
deidad notivazga engendrada por el mas enigamatico sentimiento bautizado con el nombre amor.
L.I.H
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