domingo, 4 de julio de 2010
Obito
Cubierto el semblante fue por la ignominiosa tristeza,
lágrimas brotaron de los ojos que escrutan el alma.
Ahora ausente por el toque de la cruenta soledad, que hace
que el espíritu se vuelva febril y débil.
Marchito como una flor, ahora decrepita ya que ahogada
en arena gris y fría se encuentra.
Tan apenas puede aguantar pues las imágenes azotan
su mente mortal como si de un rosario de bellos recuerdos se tratase, tan cálidos y lejanos que hacen que se desespere pues al despertar tan solo ve la frialdad de un lecho solitario y lóbrego.
Lacerado se halla su espíritu el cual solo desea poder
descansar y contemplar al despertar a la mas bella deidad a la cual amara
durante toda la eternidad.
L.I.H
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