viernes, 7 de mayo de 2010

Coral


Siete hojas de coral se precipitaron
desde el cielo fundiéndose en el inmenso mar
de ellas surgió un cuerpo fino y etéreo.

Jamas contemple belleza sin igual, quizás
soñara despierto o fueron los delirios de una mente
enamorada.

Un latido emergió desde las profundidades de mi pecho
antaño pétreo y marchito abnegado por cruentas sombras
las cuales no le dejaban respirar.

Hasta que vislumbre a la mas pura ninfa sonreír ante mi,
decidí robarle un beso, jurarle fidelidad y amor eterno me hizo
suspirar, grande era la dicha que inundaba mi cuerpo terrenal.

Pase mis manos rozando su cintura, la eleve sobre mi y atisbe sus ojos
verdes como dos lindas esmeraldas nacidas del vientre de la madre gea.

Decidí llevarla en brazos hasta un lecho compuesto por lirios aflorados bajo el manto lunar acostarla en el y recitarle versos de amor por toda la eternidad en pos
de esa salvación llamada afecto.

L.I.H

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