miércoles, 4 de agosto de 2010
Rapunzel
La luz de la luna incidía en el cabello dorado
como el sol refulgente al medio día.
Rapunzel te llamaron nacida de un vientre
puro y casto como la lluvia fugaz.
Que acaricia el rostro de la hechicera Gotel,
dama de flores irisadas bajos los rayos perpetuos
cuyo color argénteo cubre la torre lóbrega.
Situada en la inmensidad del bosque, taciturno y
lúgubre en el cual el príncipe percibió el mas bello sonido jamas
escuchado por el oído mortal.
De la vista fue privado, mas llego hasta la imponente construcción,
olvidada por el tiempo.
Un cabello dorado discurrió por la piedra mortecina
cuan mármol inmortal longevo e imperecedero.
Con su firme pulso se afianzo a el y ascendió hasta
la única abertura en la que escucho la mas armoniosa voz
perteneciente a la bella doncella.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, al contemplar
la ceguera del noble joven mas una lágrima rozo esos ojos apagados
y la vida broto en ellos.
En pos de ese sentimiento llamado amor longevo e imperecedero
como las estrellas que refulgen en la bóveda celestial.
L.I.H
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