martes, 1 de junio de 2010

Cielo



Ángeles rogaron al padre celestial
que dejara de llorar, mas de sus lágrimas
surgió el mas bello recuerdo que es tu mera
presencia en el mundo mortal.


Deseaba abrazarte pues mis latidos
añoran el calor de tu corazón, sera efímero
notar el roce de tu pelo en mi cara durante la noche.


Oler esa embriagadora fragancia que embarga a mi
corazón en cada suspiro, que fluye como la arena
atraves de un denso cristal.


Que me deja contemplar al ser amado bajo los
primeros resquicios del amanecer que iluminan
su figura ahora relajada, pues sereno es su semblante
al estar inmersa en el mas profundo sueño acunada
bajo los sales gemelos del jardín del edén.


L.I.H

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